QuACX:smartLCC

Como parte del análisis cromatográfico, siempre es necesario preparar las muestras que se van a analizar mediante procesos definidos.

Para ello se suelen utilizar diversos dispositivos de laboratorio asistidos por software, como carros de precisión, valoradores o sistemas de dosificación automática, como los dispositivos de Mettler Toledo con su sistema LabX®.

El flujo de trabajo típico consiste en definir primero las muestras necesarias (aka inyecciones) en secuencias en un sistema de datos de cromatografía (CDS) como Chromeleon™ de Thermo Fisher Scientific.

A partir de estas definiciones de muestras, las tareas y las muestras deben definirse manualmente en LabX® y los ratios deben transferirse a mano.

En el laboratorio, las tareas que se acaban de crear se procesan ahora con ayuda del flujo de trabajo y se generan las muestras.

Para los cálculos en el CDS, es esencial conocer los valores exactos (es decir, los valores reales), por lo que los resultados de medición de la producción de muestras, que son registrados y guardados por LabX®, deben transferirse manualmente de nuevo al CDS.

En un entorno regulado, esto se complica aún más por la obligación de conservar los prospectos y la sospecha tácita de manipulación deliberada que siempre está presente por parte de las autoridades supervisoras.

QuACX:smartLCC vincula el CDS con el software LabX® de tal forma que las definiciones de muestras creadas en el CDS (tanto inyecciones como entradas de tablas de componentes) se transfieren electrónicamente a LabX® y las tareas se crean correctamente allí en forma de tareas y muestras.

El usuario tiene total libertad para seleccionar los datos que desea transferir, definir el flujo de trabajo en forma de método LabX® y seleccionar el dispositivo de laboratorio y el técnico de laboratorio deseados.

Una vez producidas las muestras en el laboratorio, los valores medidos registrados durante el proceso de producción, como los pesos, pueden llamarse desde el CDS en LabX® e introducirse en las inyecciones o filas correctas de la tabla de componentes.

Los errores de transcripción como deslices en la línea, cifras transpuestas, etc. quedan totalmente descartados, el esfuerzo manual se reduce al mínimo absoluto, lo que ahorra un valioso y costoso tiempo de trabajo y acelera los procesos en general.

Gracias a la comunicación electrónica de extremo a extremo, ya no hay obligación de almacenar archivos en papel y las acusaciones silenciosas de las autoridades supervisoras pueden ser respondidas con la conciencia tranquila, ya que se les ha quitado por completo el viento de sus velas.